Resulta inverosímil que, con espesores de entre 16 y 38 mm, sin utilizar ningún tipo de refuerzo convencional, este tipo de material presenta más de 160 MPa de resistencia a compresión y más de 30 MPa a flexión equivalente. ¡Con razón permite aguantar perfectamente el peso de una persona!
Las ventajas respecto al hormigón convencional se pueden adivinar fácilmente: peso de 3 a 4 veces menor, mayor facilidad de transporte y montaje, mayor esbeltez, más resistentes a impacto y agentes ambientales, etc. Además, respecto al acero presenta mayor resistencia a compresión, mayor versatilidad de formas, mayor gama de acabados superficiales, menor coste, etc.
Es evidente que, hoy día, aún puede ser un problema el coste respecto al hormigón convencional, pero probablemente sea un material de futuro claro. ¡Habrá que reinventar las normas! Aunque es hormigón, su extrema esbeltez hace que se tengan que considerar todos los problemas típicos de las estructuras metálicas, como la esbeltez o la abolladura.