¿QUE SON Y PARA QUÉ SIRVEN?
Las soleras de hormigón son elementos no estructurales
que sirven como firme horizontal en determinadas zonas de las edificaciones, y
se puede dejar como acabado definitivo o como base para recibir otro tipo de
pavimentos.
Un tema a
tener muy en cuenta es que al tratarse de elementos no estructurales son en
demasiadas ocasiones ejecutados por trabajadores sin una especialización en
trabajos con hormigón, por lo que suelen obviarse procedimientos importantes
que hay que tener en cuenta al trabajar con el material universal de la
construcción.
Muchas son
las condiciones que hay que tener en cuenta para ejecutar correctamente una
solera de hormigón, así que vamos a tratar de comentar al menos las más importantes,
sin la profundidad que requiere, pues se pueden escribir libros enteros al
respecto, pero sin dejar de comentar los puntos más relevantes.
COMPOSICIÓN
Las
distintas capas que componen una solera no tienen
necesariamente que ser todas de hormigón, de hecho, únicamente la última capa
es de éste material, pero el resto de capas son tanto o más importantes que el
propio acabado de hormigón. Así, la primera capa que podemos considerar
constituyente de un pavimento de hormigón es el propio terreno sobre el que se
coloca.
La
explanada, pues así
denominamos al terreno natural sobre el que se apoya, es por tanto
la zona superior del terreno natural. Debe estar
preparada para recibir el resto de capas que componen el pavimento, aunque
puede no presentar las condiciones adecuadas y por lo tanto precisar otras
capas de terreno añadidas para mejorarlo.
En caso de
que no sea un soporte apto, sobre la explanada se
extendería la subbase granular, separada de la explanada por un
geotextil que impediría la pérdida de finos a capas inferiores.
Ésta subbase
es una mezcla de arena y grava y su misión es la de reparto de cargas sobre la
explanada, por lo que deberá tener una compacidad suficiente para poder
transmitirlas hasta la explanada (normalmente 95% del proctor )
Sobre la
subbase, o sobre la explanada si no fuera necesaria subbase, es conveniente colocar una lámina de polietileno antes de verter
el hormigón de la solera.
La misión de
ésta capa de polietileno es, por un lado, permitir el libre movimiento de
la masa de hormigón sobre el soporte, reduciendo el rozamiento
entre ambas capas y por otro lado evitar la pérdida de lechada de
la masa de hormigón y el posible ascenso de humedades de capilaridad,
aunque también puede tener el inconveniente de no drenar adecuadamente el agua
que provenga desde el exterior hacia la subbase, lo que obligaría a adoptar
medidas de drenaje, pero eso es otro tema en el que no vamos a entrar en éste
artículo.
ARMADO
Como he
comentado al principio, las soleras de hormigón no tienen
en principio ninguna misión estructural, normalmente la escasa
resistencia a flexotracción del hormigón es suficiente para resistir los
esfuerzos que recibe, por lo que la misión del armado es la de
resistir las tensiones de tracción que se producen por fenómenos higrotérmicos,
como ya estuvimos comentando en el artículo de fisuras
de hormigón.
Estas
tensiones térmicas e higrométricas se producen sobretodo en la superficie del
pavimento, por lo que la colocación del armado debe
estar tan cerca de la superficie como sea posible, respetando los
espesores de recubrimiento.
El armado
suele estar compuesto por un mallazo electrosoldado,
aunque también se pueden utilizar hormigones con fibras, tal como vimos en el
artículo en el que hablaba de tipos de hormigón.
En
realidad, la solución óptima es la combinación de ambos
tipos de armado, puesto que según investigaciones, las fibras de
polipropileno son las más indicadas para controlar la fisuración por retracción plástica,
mientras que la malla electrosoldada es la más indicada para controlar la fisuración por contracción
térmica y debida a las cargas.
Para
mantener la posición correcta del mallazo en la cara superior de la
solera es necesario colocar separadores que garanticen dicha posición.
La distancia entre separadores debería ser entre 1-1’25 m en ambas direcciones.
Desde luego
es una nefasta solución la que suelen utilizar algunos trabajadores para la
colocación de la armadura. Dicha solución consiste en dejar el mallazo
apoyado en el suelo, de manera que se va levantando con la ayuda de un gancho a
medida que se va hormigonando el pavimento. Evidentemente, esta solución
no es admisible en absoluto, ya que no garantiza la posición correcta del
armado y, además, hace que éste acabe quedando a una altura diferente en
función de si se ha tirado de la malla o no.
Los
separadores pueden fabricarse con el propio mallazo, doblándolo de manera que
permitan una zona de apoyo a la altura que necesitemos, pero en éste caso
deberemos tener la precaución de proteger las puntas que apoyan sobre la lámina
de polietileno para evitar perforaciones en la misma.
Uno de los
argumentos más escuchados para no colocar el mallazo en su posición antes del
hormigonado es la de que al andar sobre la misma se hunde. Evidentemente
esto es cierto, por lo que se debe evitar pisar
directamente el mallazo, para lo que deben ser colocadas pasarelas
que permitan el trabajo de los operarios sobre el armado sin pisar
directamente, repartiendo el peso sobre la pasarela habilitada.
En muchas
ocasiones, las soleras de hormigón reciben huecos o
cajeados, como pueden ser arquetas de saneamiento, encuentros con
pilares o bien presentan quiebros condicionados por la geometría de la zona.
Cuando nos
encontramos este tipo de situaciones es conveniente colocar un par
de barras a 45º respecto a las direcciones principales del mallazo,
en las esquinas de los elementos comentados, ya que de esta manera evitaremos
la fisuración que se produce en ocasiones partiendo de la esquina.
Es
conveniente tener esto en cuenta también en las esquinas de los pilares, pues
son fisuras que aparecen habitualmente en éstos puntos.
EJECUCIÓN DE LAS JUNTAS EN LAS SOLERAS
Uno de los
puntos más importantes a tener en cuenta para ejecutar correctamente una solera
de hormigón es la colocación de juntas, de manera que
se permita el movimiento de la masa de hormigón en
cualquier sentido y evitar así fisuración superficial.
Los tipos de
juntas que pueden presentarse en los pavimentos de hormigón son las siguientes:
juntas
de separación
Son las
que recorren el perímetro de la solera en contacto con elementos
verticales como muros de cierre, permitiendo la dilatación de
la solera cuando sube la temperatura.
Se ejecutan
colocando un elemento compresible en el perímetro (poliestireno expandido), de
manera que absorba las dilataciones sin provocar tensiones en el borde de la
solera.
En estas
zonas hay que poner especial cuidado de no apoyar directamente la
solera sobre la cimentación del elemento perimetral ya que
dicha cimentación no es compresible, lo que puede provocar fisuración
marcando el canto de la cimentación debido al asentamiento
diferencial de la superficie de la solera sobre la zapata en relación a la
parte que se encuentre apoyada sobre la subbase.
juntas
de pilares
Son
realmente juntas de separación que permiten, al igual que en el caso anterior,
la libre dilatación de la solera sin que el movimiento se vea coartado al
encontrarse con el pilar en medio de su superficie.
Se ejecutan
colocando una tabla o chapa enrasada con la cara superior de la solera,
formando un rectángulo mayor que el pilar pero girado con respecto a éste.
En caso de
ejecutarse estas juntas puede no ser necesario colocar el armado a 45º que se
ha comentado anteriormente.
También se
puede ejecutar igual que la junta de separación, es decir, colocando placas de
poliestireno para evitar el contacto directo de la solera contra el pilar,
dejando un espacio compresible.
Esta
solución es de más fácil ejecución. La otra solución es más efectiva,
pero más costosa de ejecutar.
juntas de contracción o de retracción
Las juntas
de contracción pueden dividirse a su vez en dos tipos, por un lado las juntas longitudinales de contracción, que se ejecutan
durante el vertido del hormigón y las juntas transversales de
contracción.
Como se ha
comentado, las primeras, las longitudinales, se ejecutan al verter el
hormigón de la solera. Deben estar separadas unos cinco metros como máximo entre
ellas, por lo que lo que se hace es encofrar el pavimento en bandas de esta
anchura, de manera que la siguiente banda se hormigona contra la primera,
que ya ha endurecido en parte y se crea por tanto una junta entre los dos
hormigones, el nuevo y el endurecido. Esto favorece que el hormigón endurecido haya podido sufrir la contracción inicial del
hormigón antes de verter el fresco.
Éste
procedimiento es el ideal para la ejecución de éstas juntas, aunque la realidad
es que acaban ejecutándose igual que las juntas transversales, es decir,
mediante corte de la junta con radial o induciendo la grieta colocando
algún elemento longitudinal en la base.
Juntas
Transversales se ejecutan colocando una pieza que induzca la aparición de la
grieta en los puntos deseados o bien mediantes corte con radial, que es lo que
se acaba haciendo normalmente.
juntas
de dilatación
Son juntas
que cortan la totalidad de la sección de la solera, con
continuidad incluso en el mallazo de refuerzo, el cual se corta a nivel de la
junta.
Se colocan
estas juntas a una distancia entre ellas de entre
20-25m, permitiendo la libre dilatación de la masa de hormigón en
épocas de mayor temperatura.
Para evitar
que quede un hueco visto en la superficie, se coloca en el interior un relleno
compresible y se remata superiormente con un sellado con masillas específicas.
Si la solera
va a recibir cargas pesadas o tránsito de vehículos, puede ser conveniente
la colocación de elementos conectores en la mitad de la sección,
los cuales se encuentran anclados a uno de los lados de la junta pero permiten
el movimiento en el otro lado, sirviendo de refuerzo para evitar el asiento
diferencial entre ambos lados.
juntas de estructurales
Son aquellas
juntas que se dejan en la solera como continuidad de juntas
estructurales del edificio. No son propias de las soleras,
pero deben ser colocadas para evitar que movimientos en el edificio repercutan
y fisuren la superficie de la solera.
VERTIDO DEL HORMIGÓN
Que puntos
hay tener en cuenta durante el vertido del hormigón que favorecerá la correcta
ejecución de la solera.
- Es conveniente verter el
hormigón tan cerca de su posición final como
sea posible, no es conveniente ir desplazando el hormigón en horizontal
una vez vertido. No hay que repartirlo a base de vibrador.
- Iniciar el vertido desde una esquina e ir avanzando a partir
de ella.
- Si el pavimento tiene
pendiente, hay que iniciar el hormigonado
desde la parte más baja.
- El hormigón fresco hay
que verterlo contra el ya endurecido para evitar
la segregación.
- Verter el hormigón desde
una altura inferior a 1m, incluso menos si el asiento
de cono es superior a 10cm.
- Es mejor utilizar rastrillos de dientes romos para repartir el
hormigón.
- Para espesores mayores de 15cm
es necesario emplear vibradores de aguja además
de las reglas vibrantes.
- Ejecutar el hormigonado
por bandas longitudinales, de unos 5m de anchura, de
manera que se permita un primer endurecimiento de la banda ejecutada antes
de verter la siguiente, lo que favorecerá los movimientos de compresión
iniciales sin provocar fisuración.
- Para ejecutar el acabado
superior de la solera con regla vibrante o con helicóptero, es
conveniente dejar endurecer la masa de hormigón hasta
que los operarios no se hundan en la misma más de unos milímetros.
- Un correcto llaneado de la
superficie de la masa de hormigón favorece la dureza
superficial, además de aportar la planeidad que requieren éste
tipo de elementos.
- Es fundamental un correcto curado del hormigón para
alcanzar una buena resistencia mecánica y, además, para mejorar la
resistencia al desgaste y evitar las fisuras debidas a movimientos durante
el secado.
Para la redacción del mismo he tenido en cuenta
algunas recomendaciones dadas en la publicación “Fichas de Ejecución de Obras
de Hormigón”, publicadas por Intemac. y de la
página de Enrique Alario (http://www.enriquealario.com).